Este lunes nos despertamos con la noticia de la victoria de los Eagles de Philadelphia sobre los Chiefs de Kansas y la imposición de aranceles del 25% a todo el acero y el aluminio que importa Estados Unidos. Sin duda el abultado resultado del partido del año, trajo más sorpresas que la repetición de antiguas medidas por parte del presidente, anunciadas muy oportunamente en el evento deportivo con más audiencia del año. De algo tiene que servir tener a Musk en el equipo.

Nada nuevo bajo el sol

El presidente Trump, sigue aumentando sus amenazas y presiones a economías rivales y aliadas que pueden desembocar en una guerra comercial en todo el mundo. Estas medidas ya fueron tomadas en su primer mandato (2017 – 2021) donde se impusieron aranceles del 15% al acero y del 10% al aluminio, aunque más tarde concedió cuotas exentas a países y bloques aliados como Brasil, Canadá y México y posteriormente se aplicaron esas mismas excepciones a la Unión Europea y Reino Unido en el posterior mandato del Presidente Biden (2021 – 2025).

Y es que no podemos olvidar que, más allá de los aranceles, la economía global está más interconectada que nunca. La idea de considerar los aranceles como una especie de “castigo” a los productos extranjeros y a aquellos países que los fabrican queda en algo más que cuestionable a la luz de investigaciones científicas realizadas por prestigiosos economistas.

Aaron Flaaen, Ali Hortacsu y Felix Tintelnot, trajeron sobre la mesa de debate el llamado “efecto lavadora”, término con el que quisieron poner de manifiesto los peligros de la imposición de estos aranceles. Pero, ¿Qué es eso del “efecto lavadora”?

El efecto lavadora

Según el discurso del presidente Trump, la imposición de aranceles quita dinero a las empresas extranjeras para “enriquecer a los estadounidenses”, sin embargo el estudio anteriormente mencionado llegó a la conclusión de que el precio de las lavadoras en Estados Unidos subió un 12% como efecto directo de las medidas tomadas por la administración de Trump en su primer mandato. Además, la recaudación tributaria fruto de la imposición de aranceles, fue muy baja en comparación a la recaudación asociada a los impuestos individuales y a empresas.

En este caso en particular, el arancel se produjo por una política de protección ante un aumento desproporcionado de la importación de lavadoras mucho más baratas, respondiendo a una competencia desleal o dumping.

En el estudio se demuestra que los consumidores pagaron 820 mil dólares más en la compra de lavadoras por cada empleo creado, dando lugar al llamado “efecto lavadora”.

Pero este estudio no es algo aislado. Son muchas las voces que se han levantado en contra de estas medidas. Kimberly Clausing y Mary Lovely, prestigiosas economistas norteamericanas o Erica York, analista legislativa y economista, incluso voces afines al presidente como Peter Navarro, hablan de que estas medidas más que beneficiar a la economía norteamericana, generan un gasto extra a la economía del consumidor y reducen la producción, el empleo y el consumo. Datos contrastados hablan de que la imposición de aranceles ocasionó un aumento de entre el 8% y el 20% en productos como automóviles, pequeños electrodomésticos etc. produciendo un extra-coste de 1200 dólares al año en sus compras a las familias norteamericanas.

Estas medidas se presentaron como una respuesta ante políticas económicas de potencias rivales y que pueden entenderse ante ataques directos a EE. UU., pero ¿por qué se implementan estas medidas a economías amigas como Canadá, México o la Unión Europea? La respuesta la podemos encontrar en el ejemplo de México y Canadá.

México y Canadá socios estatégicos

México y Canadá han sido y son aliados estratégicos de EE. UU. La interconexión que existe entre estas economías las lleva a formar uno de los núcleos económicos más estables en el mundo, creando una red que involucra crecimiento económico, creación de empleo y mejoras salariales a los habitantes de la región.

México fue el mayor socio comercial de EE. UU. en 2024, seguido por China y Canadá y juntos, Canadá y México, representaron el 28,2% de las importaciones de EE. UU en 2024. EE. UU. importó bienes de México por un valor de 466.600 millones de dólares y a Canadá por 337.200 millones. Los datos en productos estratégicos como son los alimentos son también significativos. México exporta 10.800 millones de USD a EE. UU. en frutas y 9.600 millones de USD en verduras.

Canadá, por su parte exporta 5.000 millones de USD en verduras y 8.600 millones de USD en granos donde México aporta 3.000 millones de USD. Canadá exporta aves a EE. UU. por valor de 692 millones de USD y de ganado y carnes 6.400 millones de USD. (Datos obtenidos del Departamento de agricultura de Estados Unidos) y dejamos fuera de este artículo el gas y el petróleo por la complejidad entre el producto y el producto refinado que existe en la región.

Entonces ¿en qué beneficia estas medidas a EE. UU? Económicamente en poco o nada. Estas medidas tomadas contra socios y aliados tan estratégicos sólo traerían un incremento de los precios insostenible en el tiempo en un país que necesita de los productos de terceros para su abastecimiento. A pesar de que entre dentro de las ideas económicas del presidente, la relación directa ya no solo de productos si no de empresas que dependen directamente de la manufactura en México para tener precios competitivos, como por ejemplo en el sector automotriz, hace que estas medidas sean más una bravuconería que una estrategia a largo plazo.

Como se vio en el caso de México y Canadá, el presidente Trump dejó en espera las medidas aplazando la decisión 30 días cuando consiguió el compromiso de sus aliados en temas sociales como el control de las fronteras y el narcotráfico. Ahora habrá que ver qué es lo que espera de sus aliados europeos, aunque todo indica que muy pronto dejaremos de hablar de aranceles y guerra comercial y comenzarán a ser tendencia palabras como gasto militar y control de nuevas rutas comerciales. Aún nos queda un largo camino por recorrer en estos cuatro años de periodo presidencial, aunque seguramente nos llegarán más sorpresas en el terreno deportivo que en el político y esperemos que la región se mantenga estable frente al huracán Trump.

Mientras tanto, esperemos que, además de las respuestas arancelarias que sin duda llegarán desde Europa, las empresas españolas vean a México como un aliado y una región estratégica para su expansión. La economía de México representada por sus números en la balanza comercial con Estados Unidos, le ampara ante cualquier negociación con la administración Trump. México deberá abrirse a nuevos espacios de colaboración y las empresas extranjeras avanzar hacia una implantación estratégica en la región impulsadas por el nearshoring, y arropadas por los joint venture, aunque eso ya será para otro artículo. Mientras tanto, felicidades a los seguidores de los Eagles por su gran victoria.